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El cerebro quedó silencioso

29/01/2014

Era una hora de quietud y el torrente aún estaba dormido. Había una débil luz lunar y los cerros estaban oscuros, destacando sus formas frente al pálido cielo. No soplaba brisa alguna y los árboles permanecían quietos y brillaban las estrellas.

Mirando a través de la ventana, el cerebro estaba intensamente vivo y sensible, y la meditación se tornó por completo diferente; algo a lo que el cerebro no podía enfrentarse. Por lo tanto, este se replegó sobre sí mismo y quedó silencioso.

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Las horas que precedieron al amanecer parecían no haber existido y cuando el sol surgió sobre las montañas, y las nubes atraparon sus primeros rayos, sólo había asombro en medio de tanto esplendor.

 

Es Imprescindible la Meditación

14/05/2013

Es de enorme importancia conocer y comprender la profundidad y la belleza de la meditación. Desde tiempos inmemoriales, el hombre siempre se ha planteado la pregunta de si existe algo más allá del pensamiento, más allá de las invenciones románticas y  más allá del tiempo.

Siempre se ha  preguntado, ¿existe algo más allá de todo este sufrimiento, más allá de todo este caos, más allá de las guerras, de la constante lucha entre los seres humanos? ¿Existe algo que sea inmutable, sagrado, absolutamente puro, no contaminado por ningún pensamiento ni por ninguna experiencia? Desde los tiempos antiguos, éste ha sido el interrogante de todas las personas serias. Para descubrirlo, para dar con eso, es imprescindible la meditación,  pero no  la  meditación  repetitiva que no tiene ningún sentido. Cuando la mente está libre de todo conflicto, de cualquier afán del pensamiento, entonces existe una energía creativa que es verdaderamente religiosa. Dar con esa energía que no tiene principio ni fin es la verdadera profundidad y belleza de la meditación lo cual requiere  libertad  de todo condicionamiento.

Así que hay un origen, una “base” inicial desde la cual surgen todas las cosas, y esa “base” inicial no es la palabra; la palabra nunca es la cosa. La meditación consiste en dar con esa “base” que es el origen de todas las cosas y que está libre de todo tiempo. Éste es el camino de la meditación, y bienaventurado es el que lo descubre.

Meditar en Soledad

15/02/2013

Uno debe meditar en soledad, en la quietud de la noche o en el silencio del amanecer. Esta soledad surge cuando la mente está libre del pensamiento. Si has estado solo contigo mismo, lejos de todo pensamiento y de toda búsqueda. Si has estado completamente solo -no aislado o abstraído-,  de manera que en esa soledad el silencio sea la única flor, la única luz que no puede ser medida por el pensamiento.

Así que medite solo. Medite en esa soledad infinita, en la belleza de ese amor, en la inocencia. Medite en los más recónditos e íntimos lugares de su corazón y de su mente, allí donde nunca antes haya estado.

La Percepción Total

1/10/2012

La percepción sin la palabra, es decir sin el pensamiento, no es habitual. Pero mediante el uso de todos los sentidos, y no tan solo del cerebro, la percepción es mucho mas aguda. A la misma nos podemos referir como percepción total, y forma parte de la meditación. El percibir sin el yo, en la meditación, es entrar en comunión con lo inmenso. En la percepción de la meditación no existe objeto alguno y por lo tanto no hay experiencia. La meditación puede suceder, incluso cuando uno tiene los ojos abiertos y está rodeado de objetos, pero uno los ve sin que exista el proceso de reconocimiento.

En esa meditación se activa un gran éxtasis que brinda al cerebro y al corazón la cualidad de la inocencia y ella abre la puerta a lo inconmensurable.

Este Silencio es el vacío

4/02/2012

La meditación sin una fórmula establecida, sin causa ni razón, sin una finalidad ni un propósito, es un fenómeno increíble. No es sólo una gran explosión que purifica, sino que también es muerte, muerte que no tiene un mañana. Su pureza es devastadora; no deja un solo rincón secreto donde el pensamiento pueda esconderse entre sus propias sombras.

En la meditación no hay mañana, ni hay argumentos con la muerte. La muerte del ayer y del mañana no deja el mezquino presente del tiempo, y el tiempo es siempre mezquino; pero una destrucción así es lo nuevo. Esto es la meditación, no los simples procesos del cerebro en busca de seguridad.

La meditación es la destrucción de la seguridad, y en la meditación hay gran belleza, no la belleza de las cosas que han sido producidas por el hombre o por la naturaleza, sino la belleza del silencio. Este silencio es el vacío en el cual todas las cosas fluyen y existen. Es lo incognoscible, y ni el intelecto ni el sentimiento pueden llegar a ello; no hay un sendero que conduzca a este silencio.