Archivo de la categoría ‘Retiros’

La Esencia de toda acción

25/10/2011

Esta mañana advino esa inmensa bendición, y pronto sintió uno que todo este poder, toda esta impenetrable, austera fuerza estaban en uno, alrededor de uno y en la cabeza, y que en medio de toda esta inmensidad había completa quietud.

Era una quietud que ninguna mente puede imaginar, formular; esta quietud no tenía causa, no era un resultado; era la quietud en el mismo centro de un tremendo huracán. Era la quietud de todo movimiento, la esencia de toda acción; era la explosión creadora, y es sólo en una quietud así que la creación puede tener lugar (Diario I).

En la Nada está la Creación

27/06/2011

No hay creación si la muerte no barre con todas las cosas que el cerebro ha acumulado para proteger la existencia egocéntrica. Esta nada es la danza de la hoja, es la llamada del niño. Es la nada y eso es lo que tiene que haber: nada. Lo que continúa es decadencia, la máquina, el hábito, la ambición. La muerte es la nada total. Y tiene que haber esa muerte, porque gracias a ella existe la vida, existe el amor; y porque en esta nada está la creación. (Diario I)

La Meditación sin tiempo

13/03/2011

¿Qué significa asignar una cantidad de tiempo específica, digamos dos horas al día, para sentarse tranquilamente cuando se dice que la meditación es explícitamente sin tiempo? Aquí debemos distinguir entre el tiempo cronológico y el psicológico. La meditación no es sin tiempo según el reloj, sino que es sin tiempo según la percepción directa de lo que es, la percepción no mediatizada por el pasado, por el tiempo de reconocimiento, por el observador. El vaciamiento de la conciencia de su contenido egocéntrico es el final del tiempo. El tiempo de sentarse tranquilamente es un espacio en el que la meditación sin tiempo puede, o no puede, tener lugar.

¿Lo que se propone aquí como una exploración activa de la meditación, no podría constituir una “práctica” y convertirse en un sistema? Podría, pero entonces quedaría atrapada en la descripción, y la descripción no es lo descrito.

El Silencio sin futuro

6/10/2010

Rubén: ¿Podría resumir la enseñanza en una sola oración?

Krishnamurti: Intente sin esfuerzo ir viviendo con la muerte en el silencio sin futuro.

Rubén: Suena absurdo. Quiero entender esa oración: “Morir en silencio sin futuro”. Pienso que sería mejor decir:  “Intente sin esfuerzo vivir en paz en el silencio sin futuro”.

Krishnamurti: No. La muerte es el fin de todo lo que usted teme perder: sus apegos, su memoria, sus amigos, su prestigio. Todo eso que es el contenido de su conciencia ¿Puede usted librarse de eso ahora mismo, ahora que es joven y saludable, y no tener que esperar cincuenta años para que se derrumbe por sí solo?

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Su cerebro ha sido como es por el último millón de años.¿Por cuánto tiempo será así?¿Se irá usted a la cama esta noche con ese cerebro suyo como siempre ha sido? ¿Hábito, dolor, enojo, etc.?

Rubén: No estaría aquí si quisiera irme a la cama con este cerebro como está. ¿Sería usted capaz de facilitar la experiencia de aquello, que puede transformar mi cerebro y mi vida?

Krishnamurti: Si fuera tan estúpido como para facilitarlo, entonces todo lo que digo se volvería una teoría o una técnica, como tantas otras.

Tiene que hacerlo por usted mismo.

Ascienda a la cumbre y observe,  ¿o prefiere usted irse a dormir y rogarme que le describa la cumbre? ¿Quedaría usted satisfecho con mi descripción? Entonces usted no tiene substancia. Entonces usted es un ser humano de segunda mano.

Sentado en la playa

6/08/2010

Sentado en la playa, uno observa el mar, las olas que vienen y van. Si uno puede contemplar ese mar, el centelleo de luz deslumbrante y las claras aguas -contemplarlo con todos los sentidos despiertos- en esa observación no hay un centro, no existe un ‘uno’ que esté observando.

Sentado en la playa uno observaba los pájaros, el cielo, y escuchaba el sonido distante de los automóviles que pasaban. La vista alcanzaba hasta el horizonte donde el cielo se encuentra con el mar. Observando sin un solo pensamiento, sin ninguna reacción, observando sin identidad, sólo ese infinito observar. Observando los pensamientos que surgen y luego se desvanecen, pensamiento tras pensamiento, el propio pensamiento se vuelve consciente de sí mismo. No existe un pensador que observe al pensamiento, el observador es el pensamiento.

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Sentado en la playa, mientras uno observa a las personas que pasan, parece que toda la naturaleza, todo lo que a uno lo rodea, desde el profundo mar azul a aquellas altas montañas rocosas, también están observando. Estamos observando, no aguardando, no esperando que ocurra algo, sino solamente observando sin fin. En esa observación hay un aprender, no la acumulación del conocimiento mediante el aprendizaje -lo cual es casi mecánico- sino una atenta observación, una observación no superficial sino profunda, viva y afectuosa; entonces no existe ahí un observador.

La observación es algo tremendamente vital, un vacío a cada instante. Esos pequeños cangrejos y esas gaviotas y todos esos pájaros que pasan volando, observan. Están atentos a la presa, al pez, a algo para alimentarse; ellos también están observando.

Pasa alguien junto a uno y desea saber qué estamos observando. Uno no observa nada, y en esa nada está todo.

El Último Diario