En agosto de 1922, Krishnamurti iba a sumergirse en el intenso despertar espiritual que cambió el curso de su vida. K había empezado a meditar con regularidad todas las mañanas, y se sorprendió de la facilidad con que le respondía la mente.(…) Como él decía estaba “cada vez más calmado y sereno”. Toda la perspectiva de su vida estaba cambiando. Las puertas internas se abrían.
En enero de 1938 K. escribía “estoy meditando muchísimo y me siento profundamente conmovido con los inesperados y asombrosos descubrimientos internos. Es muy bueno estar así, quieto, tranquilo. Hay un éxtasis profundo. Estoy verdaderamente feliz por esta quietud y esta meditación que no tiene un propósito determinado”.
K se encontraba en Ojai (California) cuando estalló la II Segunda Guerra Mundial en Europa. Por casi ocho años vivió en un relativo aislamiento. (…) El apreciaba sus paseos en el silencio de las montañas. (…) “Cuando paseo no pienso, no hay pensamiento. Sólo observo”.
K rememoraba la rutina de su vida en la escasamente amueblada cabaña en medio del bosque. Solía despertarse temprano en la mañana, daba un largo paseo, se preparaba el desayuno, lavaba los platos y arreglaba la casa, y por una hora meditaba…
K diría de sí mismo: “El despertar completo llegó en la India, entre 1947 y 1948”. Durante aquellos años se estaban desplegando las cinco vías de comunicación integral de la enseñanza: las charlas públicas, los diálogos, las entrevistas personales, las percepciones en los paseos y los silencios.
Al regresar a Ojai a mediados de agosto de 1950, K decidió tomar un retiro por un año. Pasaba mucho tiempo solo, meditando, saliendo a pasear y “cuidando el jardín”, según sus propias palabras.
El 18 de junio de 1961, K comenzó súbitamente a escribir una crónica extraordinaria de sus estados interiores de conciencia. Llevó ese diario por siete meses.
“El cerebro total debe hallarse completamente silencioso, mudo, pero sin embargo alerta y sereno”.
A partir del 14 de septiembre de 1973 continuó escribiendo todos los días durante las siguientes seis semanas. En todo lo escrito se refiere a sí mismo en tercera persona como “él”.
“Recientemente descubrió él que no había un solo pensamiento durante estos largos paseos… Él siempre había sido así, desde que era niño; ningún pensamiento penetraba en su mente. Él sólo escuchaba y observaba, nada más”.
“En noviembre de 1979 – en el Valle del Rishi, India-, una noche, en la extraña quietud de esa parte del mundo, en medio del silencio que no perturbaba el ulular de los búhos, se despertó para encontrar algo por completo diferente y nuevo. El movimiento había alcanzado la fuente de toda energía. (…)Hasta fines de enero de 1980 habría de despertar cada noche con este sentimiento de lo absoluto. Todo el universo está en ello, inmensurable para el hombre.
(…) Después surgió la percepción de que nada había más allá de esto. Esto es lo último, el comienzo y el fin y lo absoluto. Sólo existe un sentimiento de increíble vastedad y de inmensa belleza”.